No es ninguna novedad si digo que los equipos son los ladrillos de cualquier organización. Ellos se diferencian de un grupo en que comparten un objetivo común, y lo que los distingue especialmente es que los equipos pueden crecer y desarrollarse.
Y la dirección general de este crecimiento del equipo es hacia la interdependencia y hacia un foco exterior.

Por ello las organizaciones necesitan líderes para asegurar que sus equipos puedan crecer, y gestores para asegurar que los equipos puedan sobrevivir.
Así, el lider de equipo tiene un posición única para verlo objetivamente como un equipo.

Líderes y equipos

Un líder de equipo tiene básicamente 3 funciones:

  1. hacer que los miembros del equipo realicen el trabajo para la satisfacción del cliente
  2. hacer que los individuos encuentren satisfacción en su trabajo y suficiente motivación para continuar en el equipo
  3. desarrollar el equipo para conseguir un mejor rendimiento con la misma cantidad de personas y los mismos recursos

Es fundamental, entre otras cosas, que el líder ponga en claro cuales son los objetivos de las tareas a realizar, y especifique los objetivos individuales y de equipo. También es necesario que decida que recursos utilizar, y que se los provea el equipo.

Para hacer que el equipo sea más que una colección de individuos es importante involucrarlos en discusiones y llegar a decisiones de equipo. El buen líder tendrá siempre una mirada sensora de la energía del equipo, y actuará en consecuencia.
Tratar al equipo como iguales y ayudarlos cuando lo necesiten es una condición básica para liderarlos realmente.

Ayudar a realizar el potencial personal de cada individuo mediante coaching y formación, además de recompensar cuando sea necesario, son medidas de motivación que harán que los miembros de un equipo quieran pertenecer y permanecer en él. Formar parte de un grupo (en un equipo) cubre las necesidades sociales de sus miembros, y ser reconocido por los demás miembros cubre sus necesidades de afecto.

En el fondo, el reconocimiento, el aprecio y la aceptación de cada uno son las piedras fundamentales de las actuaciones diarias de un equipo de trabajo. Y el buen líder tiene que estar siempre ahí, como facilitador para que todo esto ocurra.

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